Tamara Pérez
El pasado domingo tuvo lugar tras un acalorado mitin en Milán, una brutal agresión contra el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Agresión que supondrá un más que probable punto de inflexión en la vida política del país. El culpable de tan lamentable acción responde al nombre de Massimo Tartaglia, de 42 años, del que sus familiares más cercanos aseguran que nunca había protagonizado un episodio de tales características, a pesar de los problemas psíquicos que viene acarreando desde su adolescencia.

Tartaglia, diseñador gráfico de profesión, salió aquella mañana de su domicilio familiar aparentemente para encontrarse con una amiga, aunque investigaciones posteriores han desvelado que tenía más que fraguado su ataque. Lo que seguro no tenía planeado, antes de lanzarle la estatuilla del Duomo de Milán a Berlusconi, eran las graves consecuencias que provocaría su acto, y es que desde ese día la ya más que dividida Italia, entre los que apoyan la política llevada a cabo por el actual Gobierno y los que se muestran radicalmente en contra, presenta una mayor tensión si cabe. Todo ello pese a las constantes condenas al atentado por parte de muchos de los más conocidos enemigos de Silvio como Romano Prodi o Gianfranco Fini. Incluso la prensa italiana más crítica con su gestión, La Repubblica, intenta templar un poco los ánimos para evitar caer en una espiral de violencia que no conduciría a nada.

Lo cierto es que este altercado no hace más que sumarse a la ya larga lista de escándalos que ha protagonizado durante este año ‘Il Cavaliere’, pues entre sus presuntos coqueteos con el mundo de la prostitución, de las drogas o de la mafia, esto no es más que un caramelito envenado para el líder italiano, el cual siempre acaba ocupando las portadas de los principales diarios tanto de su país como del resto del mundo al ser capaz de generar desde las pasiones más desmesuradas a los odios más enfermizos, siendo este ataque una clara prueba de ello.

No obstante, ésta no será ni la primera vez, ni tampoco la última, que un máximo mandatario se vea envuelto en algún asunto violento. En esta ocasión ha sido Berlusconi el afectado, ya que esas imágenes en las que se le apreciaba sangrando y desconcertado han hecho mella en su sólida figura pública. Si bien le queda el consuelo de que la situación puede ser aún peor. Que se lo pregunten al actual presidente de Rumania, Traian Basescu, quien también en un discurso el pasado 22 de noviembre, en plena segunda vuelta de las presidenciales, protagonizó un desagradable episodio al agredir a un menor en pleno acto. El hecho provocó un gran revuelo en todo el país, aunque terminó ganando los comicios.

No hay que engañarse ni tampoco rasgarse las vestiduras por acciones como éstas, ya que seguirán pasando en un futuro como han venido ocurriendo a lo largo de la historia. Ahora no queda más que alegrarse porque esta vez no hay que lamentar ningún trágico final, como el que tuvieron JF Keneddy o John Lennon, ambos fallecidos a manos de enfermos fanáticos. Sin embargo, algo sí que cambiará. Nada volverá a ser como antes en la vida de Silvio Berlusconi y, por tanto, en Italia. Habrá, sin duda, un antes y un después en la política italiana tras esa estatuilla que ha dejado al descubierto para el mundo entero la debilidad de su Cavaliere y de su seguridad.


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3 Responses
  1. Héctor Says:

    Buen artículo. Desgraciadamente, yo creo que Berlusconi sacará provecho de esta situación, como hace de todos los vendavales que intentan hundirlo. Se mostrará compasivo, como el Papa Juan Pablo II con el que intentó asesinarlo, y sus devotos votantes gritarán al mundo lo piadoso y bondadoso que es. A veces este tipo de actos convierte a gente como él en mártires de la libertad... Porque las heridas son graves, porque si no incluso sospecharía de que todo fuera un montaje...


  2. Estoy de acuerdo con Héctor. Desgraciadamente este incidente lo único que ha hecho es aumentar su popularidad. Pero lo que está más que claro es que su política deja mucho que desear.


  3. Por lo visto Tartaglia en su momento inventó varios artilugios. Lo más curioso es que medios propiedad de Berlusconi le entrevistaron en su momento gracias a sus inventos. Parece que ya no tienen tanta sintonía.